Vale sí, Himantoglossum robertianum, pero si aplicamos recortes, o pura economía del lenguaje, lo dejamos en Barlias, más corto y familiar. En Carija, cerca de Mérida, reencontré hoy tres ejemplares donde tradicionalmente apenas asomaba uno. Por contra, apenas se ven conejos. Parece fácil derivar hacia la correlación: este año el balance biológico se ha decantado por el Reino Vegetal en detrimento de los lagomorfos. Ahora sólo falta que prosperen y escapen a la presión antrópica por parte de otros aficionados a la Botánica menos sutiles: el trasiego pertinaz de los esparragueros.
J.A. Mateos